A veces hacen falta razones para sacarle a la vida los motivos. Razones y co-razones, desinsectados y desinfectados. Que la vida es como un metro, lleno de lineas de colores. Algunas más orientadas al norte, con vistas al mar y flequillos perfectamente planchados. Otras más orientadas al sur, con acentos en cada parada. Siempre puedes bajarte en la estación donde está aquel bar de discos repetidos, o andar un poco más para disfrutar de los manierismos de una mujer atada a la barra de un bar. Lo bueno de mi metro es que nunca cierra y no lo pierdes, aunque llegues tarde; sus pasajeras, en lugar de estar pendientes del periódico del de al lado, se paran a escribir el suyo propio; no se ponen cascos ni se enfandan si cae algo en la via que retrasa 4 horas su viaje.
Las baldosas de la ciudad amarilla ahora son policromáticas gracias a 10 co-razones que siempre se ponen de acuerdo para hacer transbordo en mi vida.
Las baldosas de la ciudad amarilla ahora son policromáticas gracias a 10 co-razones que siempre se ponen de acuerdo para hacer transbordo en mi vida.